La Confederación de Empresarios de Andalucía respalda al Club Náutico Sevilla
La CEA también se adhiere a la Medalla de Andalucía solicitada por la entidad hispalense con motivo de su 70 aniversario y que la Junta debe decidir en los próximos días.
El Club Náutico Sevilla ha recibido estos días un nuevo apoyo en su solicitud de la Medalla de Andalucía a la Junta, iniciativa puesta en marcha aprovechando que este año alcanza las siete décadas de existencia desde su fundación, en 1952, y que en los próximos días conocerá su desenlace de cara al próximo 28 de febrero. La Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) ha sido la última institución en adherirse a una petición que se oficializaba formalmente el pasado 13 de enero con la presentación del dossier elaborado por la comisión creada para tal fin con Ricardo Villena al frente, en el que se recogen los méritos y motivos por los que recibir tal distinción.
La CEA, que preside Javier González de Lara y Sarria, se ha incorporado de esta forma a una extensa lista de más de un centenar de personalidades, organismos y entidades, tanto del ámbito social como del deportivo, que respaldan la solicitud del Club Náutico Sevilla. Entre los mismos se incluyen también el alcalde de la ciudad, Antonio Muñoz, y su predecesor en el cargo, Juan Espadas; entidades del mundo empresarial, colegios profesionales, hermandades, clubes locales y federaciones deportivas. Hasta el Comité Olímpico Español (COE), por medio de su presidente, Alejandro Blanco; y el doble campeón olímpico Saúl Craviotto, abanderado español en los Juegos de Tokio, no han dudado en mostrar su respaldo.
Los apoyos institucionales recogidos no hacen sino reafirmar la labor social y eminentemente deportiva del club sevillano, cuya Junta directiva, presidida por Alicia Caballero, solicitó la Medalla de Andalucía para reconocer los constantes éxitos acumulados durante estos 70 años y la proyección alcanzada por sus representantes, embajadores no sólo de la capital hispalense, sino de Andalucía e incluso España, como quedaba bien patente en los Juegos de Tokio. Y todo ello manteniendo intacto el espíritu que impulsara a los fundadores del Náutico a trasladar el deporte al Guadalquivir a mediados del siglo pasado.